divendres, 26 de juliol del 2013



ELS DONANTS DE SANG: LES CONNEXIONS INVISIBLES

Quan un té prou diners i salut la temptació de no involucrar-se socialment és molt forta. Viure en una bombolla, ocupar-nos només dels nostres familiars i amics més directes, oblidar totalment l'efecte de les nostres accions en un radi més gran... Com a mínim, es pot dir que és una opció molt pràctica i còmoda, que permet gaudir de la vida sense preocupacions.

No és inusual pensar que les nostres accions són un gra de sorra, insignificants, i per tant, no cal que ens 'mengem gaire el tarro' preocupant-nos d'aquells que ens queden lluny. Total, tan poca cosa podem fer, que no fer-la dóna igual.

L'exemple de que aquesta actitud és errònia és la donació de sang. Una donació sola no fa res, però el fet que milers de voluntaris en donin permet tractar molts malats. Mai no coneixerem qui es va beneficiar de la nostra sang, però donació a donació sabem que fem que els tractaments sanitaris que tots podem necessitar algun dia, funcionin.

Aquest any, en particular, hi ha molta necessitat de sang 0 negatiu. Si és el teu grup, no ho dubtis!

Campanya per demanar donacions de sang 0 negatiu del Banc de Sang














4 comentaris:

  1. Gràcies por la información y por el recordatorio, Elisa.
    Sin embargo, no acabo de ver claramente una relación directa entre el dinero y las actitudes insolidarias y egoístas.
    Desde luego, es muy cierto que nos resulta difícil salir de nuestros círculos, ir más allá, tener fe en que un grano de arena puede tener una importante repercusión, y quizá hasta multiplicarse. Es muy difícil. Quizá más aun en este mundo en el que nos llega tanta información de todas partes, tanta desgracia y tragedia... No sé, yo no tengo la respuesta, por supuesto, ni siquiera para mí; recuerdo con frecuencia la cita de San Agustín (creo): “A cada día le basta su afán”. Pero... Llevo años (casi toda la vida) pensando con frecuencia en estas cosas y no me siento seguro de nada. Bueno, de algo sí: no dejaré de preguntarme ni de buscar.

    ¡Saludos!

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  2. Hola Esteban: me refiero a que si nos ha tocado vivir en la parte 'bonita' de este mundo, si las desgracias no nos tocan de cerca, cuesta mucho más ver la necesidad de cambiar las cosas. Además, si uno tiene salud, es difícil imaginar que hay gente que no, y que un día podemos ser nosotros.
    Desde luego, cada día tiene su afán, cada día es un grano de arena que no debemos desperdiciar.
    Saludos!

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    1. Gràcies por la aclaración, Elisa, no lo había entendido así. Sin embargo, se me hace muy difícil entender, que por más que un individuo o una sociedad, viva en el mejor de los mundos posibles, realmente, no se dé cuenta de que todos conoceremos dolor, enfermedad y muerte. Y desde una perspectiva histórica, basta con tan solo mirar un poco atrás para darse cuenta de cómo, cuánto y qué rápido pueden cambiar las cosas aun en la parte "bonita" del mundo. Todavía tenemos sobrevivientes de la Guerra Civil, de la II Guerra Mundial, de los Balcanes, aquí al lado, como quien dice y tan reciente.
      No sé, quizá muchas actitudes insolidarias tengan su raíz en el subconsciente colectivo que guarda hasta memoria genética de tantos miles de años de generalizada desgracia y entonces prima el "sálvese quien pueda" y "que me quiten lo bailao". No sé, Elisa, pero lo importante es lo que dices: "cada día un grano..."

      Bona nit!

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    2. Quizás sea esta herencia genética. En esto de 'a nosotros no nos tocará' hay unos versos muy acertados de Martin Niemöller:

      Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
      guardé silencio,
      porque yo no era comunista,

      Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
      guardé silencio,
      porque yo no era socialdemócrata,

      Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
      no protesté,
      porque yo no era sindicalista,

      Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
      no protesté,
      porque yo no era judío,

      Cuando vinieron a buscarme,
      no había nadie más que pudiera protestar.

      La solidaridad, la empatía para los demás... son maneras de vivir mucho mejores que el 'sálvese quien pueda'. Aunque cuesta cambiar, día a día, gesto a gesto, hay que avanzar hacia ello.

      Gracias por tus comentarios. Saludos!

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